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El paté de centollo de La Curiosa: origen, sabor de una joya gourmet

El paté de centollo de La Curiosa: origen, sabor de una joya gourmet

Cuando pensamos en conservas gourmet y productos del mar de alta calidad, el paté de centollo de La Curiosa destaca como una opción sobresaliente. En este artículo vamos a explorar su historia, su elaboración, sus cualidades organolépticas y cómo incorporarlo a tus platos. 

Origen y filosofía de La Curiosa

La Curiosa es una marca artesanal gallega de conservas y patés que busca combinar tradición, calidad y diseño moderno. Elaboran el paté de centollo siguiendo una receta artesanal, seleccionando manualmente cada centollo y limpiándolo con mimo, sin usar conservantes ni ingredientes superfluos.

El centollo utilizado proviene de las Rías Gallegas, unas aguas oceánicas ricas en nutrientes y con temperaturas ideales para el desarrollo de mariscos de sabor intenso y limpio. Gracias a este entorno natural, los mariscos gallegos, incluido el centollo, poseen un carácter gustativo difícil de igualar.

La Curiosa apuesta por la sencillez: pocas materias primas, sin aditivos ni colorantes, etiquetas limpias y trazabilidad total. Esa filosofía hace que su paté no sea un simple “relleno” sino un producto con identidad propia.

Ingredientes y elaboración

El paté de centollo La Curiosa se elabora con ingredientes seleccionados cuidadosamente:

  • Carne de centollo (a veces combinada con nécora) proveniente del mar gallego.
  • Aceite de oliva, que aporta suavidad y cohesión a la mezcla.
  • Ajo y condimentos naturales para realzar el sabor sin enmascararlo.
  • Sin conservantes artificiales ni colorantes. Además, es un producto sin gluten.

El proceso de elaboración es completamente artesanal. El centollo se limpia y selecciona a mano, se extrae su carne y se mezcla con los demás ingredientes hasta lograr una textura cremosa y homogénea. Luego se envasa cuidadosamente en latas o botes, manteniendo los estándares de calidad y conservación que caracterizan a la marca.

Características del paté: textura, sabor y aroma

Textura

La textura del paté de centollo de La Curiosa es cremosa, untuosa y con cuerpo. Tiene la densidad justa para mantenerse sobre pan o tostas sin desbordarse, y su estructura demuestra que no está excesivamente emulsionado, lo que permite apreciar las fibras del marisco original.

Al paladar, es suave y aterciopelado, con ligeros matices fibrosos que recuerdan la carne fresca del centollo. Esta combinación ofrece una experiencia sensorial rica y natural.

Sabor

El sabor es el gran protagonista. Predomina el carácter marino, con una nota salina natural propia del centollo gallego. Sin embargo, no resulta agresivo: se equilibra con la suavidad del aceite y el toque sutil de ajo.

El resultado es un sabor delicado pero persistente, con matices dulces y salinos perfectamente armonizados. Es un producto que transmite frescura, autenticidad y una clara sensación de “sabor a mar”.

Su aroma es limpio y evocador: recuerda al mar gallego, con notas frescas y ligeramente dulces. Al abrir el bote, se percibe inmediatamente ese aroma a marisco recién cocido, sin rastros artificiales ni excesos de condimento.

Usos y maridajes recomendados

El paté de centollo de La Curiosa es un producto versátil y fácil de disfrutar. Algunas ideas para servirlo son:

  • Sobre pan crujiente o tostadas, ideal para aperitivos o tapas.
  • En canapés elegantes, con un toque de limón, ralladura de cítricos o hierbas frescas.
  • Como relleno de vegetales: tomates cherry, champiñones o pimientos asados.
  • En formato dip, mezclado con un poco de queso crema o nata para acompañar crudités o galletas saladas.
  • Para dar un toque gourmet a platos de pasta, arroces suaves o cremas de marisco.

En cuanto al maridaje, los vinos blancos gallegos como el Albariño, el Godello o un espumoso seco son compañeros perfectos. Su acidez y frescura realzan los sabores marinos sin opacarlos.

Conservación

Antes de abrirse, el paté de centollo de La Curiosa se conserva perfectamente a temperatura ambiente, siempre en un lugar fresco, seco y protegido de la luz directa.

Una vez abierto, conviene guardarlo en el frigorífico y consumirlo en pocos días para mantener intactos su sabor y aroma.